En España, el régimen de lluvias es sumamente variable, alternando entre periodos de sequía y episodios de precipitaciones intensas que, en cuestión de horas, superan los valores promedio. Estas lluvias excepcionales generan flujos extremos de agua, conocidos como crecidas, avenidas o riadas, los cuales, al desbordar sus cauces habituales, ocasionan inundaciones que afectan tanto a las personas como a sus bienes.
La marcada diferencia entre los caudales normales y los extraordinarios de algunos ríos, en lapsos breves, junto con los daños severos que provocan, convierte las inundaciones en un problema de gran magnitud en España.
Aunque en su origen las crecidas son fenómenos naturales con bases físicas e hidrológicas —el resultado de intensas tormentas—, cuando impactan áreas con actividades humanas se transforman en un desafío territorial con consecuencias socioeconómicas significativas.
Las inundaciones son el fenómeno natural que más impacto económico y social tiene en España. Desde tiempos antiguos, se registran episodios de inundaciones con graves consecuencias para la población. Este riesgo afecta prácticamente a toda la geografía española, aunque las zonas más vulnerables se encuentran en las costas mediterráneas y cantábricas, así como en los ríos más grandes de la península.
Las lluvias torrenciales son más frecuentes en los litorales mediterráneo y cantábrico, los Pirineos y las cuencas del Guadiana y el Tajo, mientras que en las dos mesetas suelen ser más uniformes. No obstante, episodios de lluvias extremas pueden darse en cualquier parte del territorio español.
Además de las lluvias intensas, las inundaciones pueden ser causadas por otros factores:
El deshielo acelerado de nieve, frecuente en primavera cuando coinciden temperaturas cálidas y lluvias, lo que afecta especialmente las cuencas del Ebro y el Duero.
Las mareas vivas, que dificultan el desagüe de los ríos y agravan las crecidas, especialmente en la costa atlántica, el golfo de Cádiz y las zonas bajas de la costa valenciana.
La rotura o mal funcionamiento de presas, que puede ocasionar crecidas repentinas y graves inundaciones, como ocurrió con la presa de Tous en 1982. Aunque la rotura de presas es poco probable, los problemas operativos son más comunes a lo largo de su vida útil.
Para prevenir estos desastres, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha implementado varias medidas, como los Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIHs) y el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, que identifican las áreas en riesgo. Además, la adaptación de la Directiva Europea 2007/60 al marco español (mediante el R.D. 903/2010) exige que cada demarcación hidrográfica actualice sus mapas de zonas de riesgo de inundación. Este enfoque no solo incluye infraestructuras, sino también medidas de ordenación del territorio y gestión preventiva para minimizar los daños.
Fuente: Dirección General de Protección Civil
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